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Contos-->LA INVENCIÓN DEL "BOLO DE ROLO" -- 08/02/2020 - 02:07 (Morgana Nascimento) Siga o Autor Destaque este autor Envie Outros Textos

-  Doña, que no hay nuece pa’ ponerle al pastel

- ¿Pero hay azúcar? ¡No falta azúcar en ingenio azucarero!

 - Sí que hay, ¿para mezclar con qué?

Como quieras pero no me moleste’, ¡que no hay nada que vaya a ser tan bueno como el bizcocho de prometida!

 - Mis adorables nueces se encuentran ahora en camino en el barco, ¿cuánto tiempo se tardarán en llegar…?

- Doña yo me acuerdo de su alegría cuando logré hacer solita el pastel de su tierra.

A pesar de que poseían muchas tierras y dinero, poco valía este último en Brasil. Los colonizadores portugueses no tenían los alimentos que utilizaban con frecuencia en la cocina para preparar su comida, las nueces, los aliños, los vinos y otras delicias, que venían de su tierra natal, Portugal. Venían en barco, a veces se demoraban meses en llegar, cuando no eran atacados por piratas o problemas en la embarcación.

 Ni siquiera tenían forma de pastel, pero la mucama era astuta, había conseguido una forma diferente y sabrosa de preparar el bizcocho de prometida de Portugal.

En primer lugar ella colocaba la mantequilla, la leche, los huevos y el azúcar, y revolvía bien con una cuchara de madera en una vasija de barro.  Con la masa bien mezclada, la esparcía en una superficie de madera y la expandía con un  rodillo, dejándola bien fina y lista para el relleno de nueces batidas en el mortero. Después de haber rellenado la masa, la enrollaba con cuidado, hasta formar una espiral.

El horno de leña le daba un toque final al dulce favorito de la casa. Después de haber sido colocada en el horno de leña, la masa no crecía mucho, y su

El horno de leña le daba el toque final al dulce favorito de la casa. Después de ser colocado en el horno de leña la masa no crecía mucho, pero el ama se quedaba caminando de un lado al otro, esperando que el pastel estuviese listo. Esto le parecía incluso algo tierno a la cocinera.

-Es la única vez que me pone atención, ¿o será al pastel?

La astuta mucama tuvo otra idea. Ella y sus amigas siempre hacían dulce de cualquier fruta que apareciera en la hacienda. Había poca comida, y tenían que arreglárselas para comer, los manjares venían de Portugal y la carne sólo era para los dueños de la hacienda.

-Agripina?

-¿Por qué me llama Jurema? ¿Su mercé tiene pastel sobrando?

- Qué sobras ni que nada, tráeme un mogollón de guayaba bien madura, de esa que hacemos dulce de ella.

- ¿Pa’ qué?

-¿Hasta tú? Voy a hacerle un nuevo pastel a mi doña.

- Ah , el bizcocho de prometida, ¿no?

-  ¡Recoge luego las guayabas que te pedí que hasta tú vas a comer!

Cuando llegaron las guayabas, ella les sacó las semillas y las cáscaras, batió la pulpa en el mortero y colocó el azúcar, para después mezclar en el fuego de leña, hasta que estuviese suficientemente caliente como para empezar a burbujear.

El nuevo relleno estaba finalmente listo, ahora sólo faltaba preparar la masa.

-  ¡La masa va a ser igualita a la del bizcocho de prometida!

-¿Doña?

-¿Usted va a querer bizcocho de prometida con relleno de guayaba?

-¿Guayaba?

-  Sí señora, es una fruta roja por dentro y amarillita por fuera, bien dulce ella, es deliciosa.

-  ¿Y será que me hace bien? Si lleva azúcar probablemente sí.

- ¿Doña?

-  Que yo le traje a uté el pastel con relleno de guayaba.

Ella miró el pastel de color amarillo cubierto de azúcar, con relleno rojo en forma de espiral cuidadosamente prensado por el rodillo, y se quedó hipnotizada durante algún tiempo. Levantó el tenedor con cierta desconfianza en relación al nuevo relleno, pero admirando sin embargo la magia de los colores, del aroma y de las formas de aquel pastel genuinamente original.

- ¡¡¡Qué maravilla!!!

- Lo hice con el rodillo de madera y puse dulce de guayaba en vez de las nueces que usted me da para que las muela y coloque en el relleno, puede probarlo, va a ver que quedó igualito.

-  ¡A que no es nada de igual no!

Respondió la portuguesa aún hipnotizada.

 

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