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Contos-->El mono artillero -- 08/02/2020 - 02:00 (Morgana Nascimento) Siga o Autor Destaque este autor Envie Outros Textos

Tião vivía en un zoológico, se aburría mucho con todo, siempre estaba de mal humor y ya despertaba gritando por comida. Vivía en un pequeño espacio rodeado de rejas. Para divertirse, podía saltar de rama en rama en un árbol que se encontraba dentro de su celda, y columpiarse en una cuerda colgada del árbol.

Hacía tempo que los habían arrancado del antiguo zoológico en el que vivía. Desde que había llegado allí, tenía buen acceso a comida, pero se encontraba lejos de su compañera y de sus hijos. Tião los echaba mucho de menos.

A él no le gustaban las personas. Eran personas quienes lo habían llevado, y por eso no entendía por qué él le gustaba tanto a ellos. Su celda vivía rodeada de gente.

Tião se quedaba de espaldas cuando aparecía la gente, tenía el trasero y el rostro rojos. Muchas veces uno podía confundirse al momento de saber si él se encontraba de frente o de espaldas. Tião estaba bien tristón.

Un día, uno de los visitantes del zoológico, que quería verle el rostro a Tião, lo pinchó con un palo de madera. Tião no lo dudó, y tomó una de las cacas que se encontraban amontonadas en la jaula y se la lanzó al visitante desagradable. Hubo muchos gritos, pero a Tião todo esto le pareció muy divertido.

Juntaba todo el excremento posible en una esquina de la celda. Ya no se despertaba de mal humor, ahora sabía cómo evitar las miradas curiosas. Dejaba que se llenara de gente, Tião hasta hacía poses, saltaba de rama en rama, y cuando todos estaban ya muy animados,  Tião llenaba las manos de caca y se la lanzaba a cualquier cosa que apareciera frente a él. Todos corrían y gritaban.  

- Me preocupa el mono araña de cara roja, está muy agresivo últimamente, varias visitas me han reclamado que él estaba lanzándoles mierda.

- Tião vive solito en una pequeña celda, su especie está acostumbrada a vivir en comunidades. Ya me había dado cuenta de que él no se había adaptado, casi no comía y tenía una mirada triste. Ahora ya siento que está más vivo.

- No podemos dejar que eso ocurra, ¿imagina nuestros a patrocinadores y autoridades pasando al lado de Tião? ¡Tenemos que encontrar una forma de terminar con esto!

- ¡Vamos a conseguirle una esposa a Tião, Señor Administrador! ¡Así podrá reproducirse y tener una familia!

- Usted debe estar realmente loco, no tenemos dinero para tanto, por mí habría comprado a Tião y a todos los otros, hubiera visto usted a su familia. Pero el presupuesto no alcanzaba. Hagamos esto: desplace a Tião a una celda más grande y multiplique por dos su alimentación, para que se ponga más contento.

-De acuerdo, Jefe.

Tião se mudó a una celda dos veces más grande que la anterior, y estaba comendo mucho. Para él esto era maravilloso, ya que tendría más material para lanzar después.

Se volvió famoso como el “mono que le lanzaba mierda a las visitas”, y se convirtió en la principal atracción del parque.

-Jefe, en cuanto las personas entran al parque, preguntan por  Tião, el mono que tiene la cara roja igual al trasero y que sacude mierda.

-Es verdad que hemos multiplicado por cuatro nuestro lucro, ¡pero qué pésima reputación para nuestro parque! Ya que es así, ponga un cartel de aviso: “CUIDADO, EL MONO LE SACUDE MIERDA A LAS VISITAS”, para los desavisados.

-¿“Excrementos” no sería mejor, jefe?

-¡No! El cartel saldría más grande y más caro, además puede que haya gente que ni entienda. “Mierda” será algo más claro.

Durante el invierno, las visitas desaparecían y Tião volvió a quedarse en una esquina, casi sin comer, y le lanzaba su mierda sólo a su cuidador.

-Jefe, no aguanto más a este mono. Todos los días ocurre lo mismo: le voy a llevar la comida y salgo bañado de... ya sabe usted.

-Nos tengo buenas noticias a todos nosotros, dijo el administrador del zoológico sonriendo. Con el dinero que conseguimos recaudar con la fama del mono lanzador de mierda, logramos negociar con el zoológico del cual Tião vino, para traer su compañera e hijos, ¡que llegarán antes de que termine el invierno!

Tião vivía en un zoológico, se aburría mucho con todo, siempre estaba de mal humor y ya despertaba gritando por comida. Vivía en un pequeño espacio rodeado de rejas. Para divertirse, podía saltar de rama en rama en un árbol que se encontraba dentro de su celda, y columpiarse en una cuerda colgada del árbol.

Hacía tempo que los habían arrancado del antiguo zoológico en el que vivía. Desde que había llegado allí, tenía buen acceso a comida, pero se encontraba lejos de su compañera y de sus hijos. Tião los echaba mucho de menos.

A él no le gustaban las personas. Eran personas quienes lo habían llevado, y por eso no entendía por qué él le gustaba tanto a ellos. Su celda vivía rodeada de gente.

Tião se quedaba de espaldas cuando aparecía la gente, tenía el trasero y el rostro rojos. Muchas veces uno podía confundirse al momento de saber si él se encontraba de frente o de espaldas. Tião estaba bien tristón.

Un día, uno de los visitantes del zoológico, que quería verle el rostro a Tião, lo pinchó con un palo de madera. Tião no lo dudó, y tomó una de las cacas que se encontraban amontonadas en la jaula y se la lanzó al visitante desagradable. Hubo muchos gritos, pero a Tião todo esto le pareció muy divertido.

Juntaba todo el excremento posible en una esquina de la celda. Ya no se despertaba de mal humor, ahora sabía cómo evitar las miradas curiosas. Dejaba que se llenara de gente, Tião hasta hacía poses, saltaba de rama en rama, y cuando todos estaban ya muy animados,  Tião llenaba las manos de caca y se la lanzaba a cualquier cosa que apareciera frente a él. Todos corrían y gritaban.  

- Me preocupa el mono araña de cara roja, está muy agresivo últimamente, varias visitas me han reclamado que él estaba lanzándoles mierda.

- Tião vive solito en una pequeña celda, su especie está acostumbrada a vivir en comunidades. Ya me había dado cuenta de que él no se había adaptado, casi no comía y tenía una mirada triste. Ahora ya siento que está más vivo.

- No podemos dejar que eso ocurra, ¿imagina nuestros a patrocinadores y autoridades pasando al lado de Tião? ¡Tenemos que encontrar una forma de terminar con esto!

- ¡Vamos a conseguirle una esposa a Tião, Señor Administrador! ¡Así podrá reproducirse y tener una familia!

- Usted debe estar realmente loco, no tenemos dinero para tanto, por mí habría comprado a Tião y a todos los otros, hubiera visto usted a su familia. Pero el presupuesto no alcanzaba. Hagamos esto: desplace a Tião a una celda más grande y multiplique por dos su alimentación, para que se ponga más contento.

-De acuerdo, Jefe.

Tião se mudó a una celda dos veces más grande que la anterior, y estaba comendo mucho. Para él esto era maravilloso, ya que tendría más material para lanzar después.

Se volvió famoso como el “mono que le lanzaba mierda a las visitas”, y se convirtió en la principal atracción del parque.

-Jefe, en cuanto las personas entran al parque, preguntan por  Tião, el mono que tiene la cara roja igual al trasero y que sacude mierda.

-Es verdad que hemos multiplicado por cuatro nuestro lucro, ¡pero qué pésima reputación para nuestro parque! Ya que es así, ponga un cartel de aviso: “CUIDADO, EL MONO LE SACUDE MIERDA A LAS VISITAS”, para los desavisados.

-¿“Excrementos” no sería mejor, jefe?

-¡No! El cartel saldría más grande y más caro, además puede que haya gente que ni entienda. “Mierda” será algo más claro.

Durante el invierno, las visitas desaparecían y Tião volvió a quedarse en una esquina, casi sin comer, y le lanzaba su mierda sólo a su cuidador.

-Jefe, no aguanto más a este mono. Todos los días ocurre lo mismo: le voy a llevar la comida y salgo bañado de... ya sabe usted.

-Nos tengo buenas noticias a todos nosotros, dijo el administrador del zoológico sonriendo. Con el dinero que conseguimos recaudar con la fama del mono lanzador de mierda, logramos negociar con el zoológico del cual Tião vino, para traer su compañera e hijos, ¡que llegarán antes de que termine el invierno!

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