"Mientras Amália sobrevive en mi pensamiento como personaje de un cuento, le pregunto que va a ser de los que somos reales, de los que tenemos carne y huesos, ya que a veces parece que el caos no nos deja ser felices. Entonces se enoja y me pelea, porque no le gusta eso de que la llame de "personaje", como si no fuera de verdad. Me dice que la energía que gasto para entender su mundo, aunque me parezca que solo existe en mi imaginación, esa energía dolorosa y escandalosa ha hecho un hueco en el universo y ahí la sostiene, más real que mis propias dudas..."