El día tiene sus escalones- yo los subo.
A veces, entre las calles que cruzo y los semáforos que espero,
Te veo.
Veo tu cara, aunque no estés.
Como un relámpago que me sacude,
Como un estampido en el pecho-
De repente-
Escucho tu voz.
Yo sé que estamos lejos,
Sé que te aparto de vez en cuando.
Como un vuelo ligero y temeroso,
Sin coraje,
Te hago irte.
Y te vas.
Pero después, al cruzar las avenidas,
Al mirar las caras de la gente,
Escucho palabras vacías,
Gente y más gente
Y nunca tu voz.
Te agarro en mi memoria, te rescato.
Por cobardía te hice recuerdo.
Ahora te traigo de nuevo.
Te doy vida, aliento
Dentro de mí te anido
Como a un pájaro medio muerto.
Y entonces eres tan vivo,
Tan palpitante tu sonido
-y solo mío-
dentro de mí.
|