Cuando llega el final
de una etapa en la vida,
la soledad aparece
para curar las heridas.
Como una amiga querida,
como un buen confidente,
acompaña momentos
completando los días.
En las noches calladas
y en las tardes vacías,
solo queda una pena
que no será compartida.
En mis ojos, lágrimas
de llorar en silencio,
por el tiempo pasado,
por el tiempo perdido.
Se vacía mi alma
al quedarme tan solo,
pues tan solo me queda
una pena que es mía.
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