Cuando el cielo se confunde con el mar
y las olas dan vuelta nuestros sueños,
siento tu mirada en mí, tu ternura,
que acaricia mi piel desde tu alma.
Y el brillo de la noche, que estremece
las fibras íntimas de mi corazón,
titila en un enjoyado de estrellas,
diciéndome “Te amo, te amo”, sin palabras.
En cada caricia tuya, en la espuma
del mar, jugando con la arena,
capturas, de mí, la atención
que dispenso en un derroche de miradas.
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