¡Cuántos sueños quedaron truncados!
¡Cuántos años de vida por ella pasaron!
Ese pino que enmarca la casa
escuchó secretos apenas murmurados.
A su sombra corrieron los niños,
treparon sus ramas, jugando, soñando
que ellos eran pájaros, saltando, volando,
y bajaron del árbol, en hombres, transformados.
Luces de colores, a veces, lo adornaron,
y otras veces, la lluvia, con sus gotas,
un arco iris, de increible belleza,
de sus pínulas colgaron.
Enmarcaba la casa con un gran abrazo,
aquel viejo pino de años pasados,
como el abuelo que cuida a los suyos,
atento, desde el cielo.
Y hoy te quedas solo cubriendo ese suelo,
esa tierra madre, esa casa blanca,
ese hogar pensado, con tantos anhelos,
adonde quedaron todos nuestros sueños. |