La soledad, mi buena amiga,
has vuelto para acompañarme,
sabiendo que te necesito,
sabiendo que ya eres mía.
Tú esperabas mi regreso,
pues presentías mi partida,
agazapada en las sombras,
de esto, ¡Tú ya sabías!
No te preocupó mi demora,
no te importó de mi vida,
tenías la seguridad
que yo, alguna vez, volvería
En tus brazos he de quedarme,
mas será dificil la salida,
y siempre estarás dispuesta
para curar mis heridas.
|