Imagino tus ojos, rodeados de estrellas,
brillando en la noche, tus manos bailaban,
buscaban mi cuerpo, buscaban mi espalda,
y yo me mecía, muy suave, al ritmo de ellas.
La Luna nos llenaba con su luz de platino,
mi cuerpo en tus brazos, el tuyo en los míos,
en un solo acto, queriendo fundirnos,
y en un solo sueño, soñaba contigo.
Mis labios bebían, ansiosos, tus labios,
y tu boca se abría, ardiente, a mis besos,
y yo respondía, bebiendo un suspiro
que de tu boca escapara, silente a mi oído.
Derramaron la lluvia los cielos, dolidos
por el gran amor que tu me dabas,
que llegaron los truenos, golpeando en el aire,
despertando mi sueño, que estaba dormido.
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