Sentirme solo, buscar refugios,
nada me es propio,
pertenezco a la cofradía
de un hombre solo, sin compañía.
No esperar, hay que aceptar
que las cosas sean
tan solo momentos,
fugas de la realidad.
Nada tengo, nada quiero
como pertenencia terrenal,
que el espíritu vague
hundido en silencio.
La vida pasa, el ser queda,
las sombras se ciernen
sobre el alma quebrada,
vacios los ojos de una mirada.
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