Solo, de estar solo, sin desear compañía,
hundido en la depresión más absoluta,
destruyendo todo, en la miseria absurda,
hasta el último gramo de mi absurda vida.
Me hundo en el barro, buscando finales
para tan espantosa sensación, vacía
de todo y de todos, sintiéndome solo,
como solo se sienten los muertos en vida.
No hay soluciones, ni mágicas ni cínicas,
que reviertan tanta pureza perdida,
ni cantos ni lágrimas, ni nada de nada,
pues ni siquiera deseo encontrar la salida.
¿Y si no hay salida? ¿Si todo se acaba?
¿Si ya no es posible, si todo termina?
¿Si la luz que veo, no es luz, es niebla,
y al final encuentro solo una mentira?
Quizás he llegado al final del camino,
de todas las miserias de mi amarga vida,
con el alma helada por eternos fríos,
las manos temblando, no encuentran abrigo.
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