Estoy formado por los cuatro elementos esenciales,
tierra, fuego, agua y aire,
La tierra que conforma mi cuerpo,
con sus dolores, penurias y alegrías,
que se consume año tras año,
hasta volver a la Madre.
El fuego que arde en el corazón,
generando el calor que me impulsa,
latiendo en su ritmo, que es mi ritmo,
hasta la chispa final.
El agua de mi mente, donde navegan mis ideas,
brillantes las unas, estúpidas las otras,
buscando fluir al exterior,
expresión de mi mismo.
El aire que conforma mi alma torturada y elevada,
la que, de tenue, no puedo palpar,
pero que conjuga lo eterno que hay en mí,
más allá de mis días.
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