En mitad de la noche
despertar sobresaltado,
el corazón palpitando
por sueños alocados.
Imágenes de miserias
ante los ojos espantados,
no se alejan, aún abiertos,
terrores no imaginados.
Soledad de un cuarto, solo,
distancias que nos separan,
angustia de estar tan lejos,
palabras no pronunciadas.
Soledad de un viajero,
en una ciudad extraña,
dormirse con el silencio
de una voz esperada.
No encontrar la caricia
que apacigüe ese momento,
y no sentirme tan solo,
necesitado de afecto.
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