¿Dónde está tu nombre, que el cóndor no llega con su vuelo?
Una lluvia de estrellas lo recuerda y lo repite sin cesar.
Canciones de nuestra historia, acompañan el silencio.
Caminos de la vida, que seguimos y seguimos sin parar.
En el espacio profundo, donde solo se encuentra el alma,
logro encontrar tu nombre, con aquello que no puedo encontrar,
aferrado al borde de mi cielo, con esa fuerza tremenda,
a mi espacio, a mi alma, a mi vida, sin quererlo desterrar.
Un día, y otro día, y otro más se estiran en mi memoria,
en los sueños de mis noches, en insomnios perennes,
que muestran imágenes de tu rostro en mis pupilas,
buscando recuerdos pasados, que repiten el presente.
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